Harta de tíos que no te hacen reír, te aburren y no te comprenden?
Debería comenzar este artículo hablando de los cambios que las nuevas tecnologías han introducido en nuestras relaciones. Sin embargo, ya he escrito mucho al respecto, como espectadora y también como sujeto omnisciente. Así que voy a limitarme a remitiros a una de las entregas de Mi vida sin Antón, un blog que dediqué a un tío que me estaba volviendo loca y a través del cual fui capaz de canalizar mi obsesión. Lo cierto es que no creo que las cosas hayan cambiado demasiado desde entonces. Vale, ha aparecido el whatsapp con su puto doble check, la opción de quitar la hora de conexión y un aluvión de emoticones facilistas que terminan reemplazando cualquier conversación. Pero, en esencia, las ventajas y desventajas de la comunicación virtual siguen siendo las mismas.
La cuestión es que el viernes pasado vino a visitarme una amiga. Eso de estar deprimida y no tener un duro hace que la gente se apiade de ti y te haga una visita un viernes por la noche. Y mientras yo, harta de mi vida sosa y aburrida, rezumaba cólera y resentimiento, ella estaba pletórica. Hacía tiempo que no la veía así de radiante. Y entonces me lo contó todo: “He adoptado un tío”. Sí, así como lo lees, mi amiga había adoptado un tío y estaba feliz. En cambio, yo llevaba una semana encerrada en casa, muriéndome de calor, reemplazando mi dorado veraniego por el blanco nuclear, chutándome horas de Divinity en vena y sufriendo por uno que en vez de dar calabazas o sembrar pepinos se dedica a marear perdices sin ton ni son. Sin embargo, al principio me negué por completo. Y es que no, no creo que esté la vida como para andar adoptando algo así porque sí. Claro que la gente que adopta niños los desea y no se plantea demasiado estas cosas. Yo adopté dos gatos porque necesitaba dar amor, y tampoco me plantee el hecho de estar en paro, supongo que porque mi necesidad de amor era más fuerte que cualquier consideración económica que pudiera oscurecerla. A otra gente no le queda más remedio que hacerse cargo de sus mayores. Pero, ¿adoptar un tío? No sé yo si el horno está para bollos, al menos el mío. Pero luego, como ocurre casi siempre que me entrego al ron, accedo a cualquier cosa. Entonces me pregunté a mi misma ¿por qué no? y terminé haciéndome un perfil en Adoptauntio.es. Después de todo, Hombres-objeto para mimar es una frase que me parece lo suficientemente digna de atención.
Comentándole lo surrealista de la experiencia a una amiga italiana por whatsapp, lo primero que hizo fue googlearlo y responderme diciendo: “Cazzo, ma c’é la versione italiana ‘adotta un ragazzo’!”. Sin embargo, hay que decir que el concepto de adopta un tío se jacta de tener acento francés. El fenómeno surgió con adopte un mec y ha sido todo un éxito entre los gabachos. Tanto que, hoy por hoy, los hombres franceses tienen que pagar 30 euros al mes para poder participar en la web. Con todo, debo confesar que adoptaría un francés antes que a un italiano. Los italianos tienden a transformarte en su madre, sin más. Ya nunca jamás gritarán “maaaammaaa”, sino que sólo pronunciarán tu nombre para todo. Y si bien son unos de los más fogosos del mundo, puedo decir con todo conocimiento de causa que después de ducharse te piden que les alcances la toalla o te preguntan si has visto algo antes de empezar a buscarlo. En cambio sí que adoptaría un francés sin dudarlo. Más desapegados, siempre están seguros de su capacidad de seducción innata y, a decir verdad, donde se meta un francés en la cama que se quite cualquier otro, venga de donde venga. Por algo se habla del beso francés y del amor a la francesa, ¿o me equivoco?
La web, que hace poco desembarcó en España para que miles de machos ibéricos puedan ser adoptados, me fascinó por completo a primera vista. En mi caso, ha conseguido romper con los prejuicios que suscitan en mí otras webs de citas, de las que suelo pensar que son horteras y concebidas únicamente para gente bastante desesperada. Para empezar, tiene una estética muy cuidada, a la vez que glamurosa, divertida y cercana, donde –cómo no- predominan diferentes tonos de rosa. En cuanto a su funcionamiento, no es ni más ni menos que el de una tienda online y, como tal, abierta las 24 horas, siete días a la semana. Algo así como tener un 7-Eleven al lado de casa, sólo que sin café de filtro ni perritos recalentados. Pero, atención, es sólo una tienda para mujeres. Y este es el punto en el que me parece que todo esto del adopta un tío está bastante bien pensado.
Se ha demostrado ya que las compras compulsivas son patrimonio exclusivo de las mujeres. En mi caso, hay días en que simplemente NECESITO comprar. Lo que sea. Como sea. Si me da pereza ir de tiendas, me voy a la ferretería de la calle Colón, donde Manolo te vende lo que quieras a precios módicos además de echarte uno de esos piropos que te suben la autoestima. Allí siempre encuentro algo, desde unos pomos monísimos para renovar el armario hasta un picador de ajos. Lo confieso, tengo debilidad por las ferreterías españolas y ese submundo que se esconde tras sus escaparates. Sin embargo, y en cuanto a compras online, mi experiencia se ciñe a mirar cámaras antiguas en eBay y comprarle la comida a mis gatos en una web para mininos. Sí que alguna vez he recurrido a la web de alguna de las tiendas más mainstream cuando ese vestido tan mono que costaba 30 pavos y ahora cuesta 5 sólo está disponible en la tienda que está más lejos de casa.
En fin, volviendo al tema, en adopta un tío, los hombres se inscriben como “productos” y nosotras como “compradoras”, cosa que me encanta. Esto es, estamos ante un nuevo concepto de mercado que convierte a los hombres en productos de consumo para las mujeres. Y es que, en adopta un tío, se invierten -una vez más- los papeles tradicionales de la seducción. Ya no es el macho quien tiene que dar el primer paso, sino que el poder está del lado de las féminas, que controlamos con quiénes queremos o no hablar y decidimos a quién queremos conocer. ¿Cómo? Pues muy fácil, echando al elegido al carrito de la compra. Así que, como compradora compulsiva que engrosa las listas de desempleo de este país, tener una tienda online donde echar tíos a la cesta y encima gratis me parece estupendo. Además, la web cuenta con un sistema de filtros que, como mínimo, son divertidísimos. Aparte de los más tradicionales como la procedencia, la edad o el físico, puedes elegirlos por facilidad de uso, vena paternal, humor por las mañanas o habilidad para la fontanería.
Asimismo, cada día la web te sorprende con cosas como las rebajas de bigotudos, la semana internacional de los barbudos, las ofertas de zanahorios, los rubitos interesantes y las subastas de intelectuales. Y es que cada hombre-objeto debe presentarse en categorías bien determinadas: hipsters, tatuados, geeks, rapados… También describen qué tipo de “mochila” cargan, que las hay de todo tipo: algunos se entregan con mascotas, otros con una ex (algo que parece que está cada vez más de moda), otros con madres que aún les lavan y planchan la ropa, por no hablar de hijos y otras cargas por el estilo. También hay quienes se entregan con resguardo de devolución, reptiles, ponis, piezas de repuesto, vale de garantía, videoconsola, llave inglesa de mecánico, vacunas o dos días de retraso. Eso sí, he sido cauta y he mirado si existe alguna categoría que asegure que la adopción no conlleva ningún compromiso de manutención, pero más allá de la descripción de la profesión, nadie asegura que no sean una parte más de las desgarradoras estadísticas o que pretendan dar un braguetazo. Así que tú, compradora mía, rellenas atentamente tu perfil detallando lo que buscas. Y, como si estuvieras en una gran tienda, te vas paseando virtualmente por los escaparates que, en vez de deleitarte con ropa y zapatos, te muestran los productos masculinos disponibles de acuerdo a tus criterios de búsqueda. Lo mejor es que puedes ejercer tu poder con tan solo un click, agregándolos a la cesta de la compra o reservándolos por 24 horas (reserva que, de ser aceptada por el producto, le impedirá hablar con otras dulces señoritas durante ese tiempo, en el que te pertenecerá por completo).
Ahora bien, el rol de los tíos en todo esto es muy pasivo. Lo máximo que pueden hacer es ver los perfiles de las que nos paseamos entre las góndolas de este supermercado del amor y mandarnos “hechizos”. El hechizo sería algo así como un toque, un “comprame y no te arrepentirás”. Pero no pueden hacer nada más. Recibido el hechizo, eres tú quién luego de analizar el producto decides si te interesa gracias al packaging que viste su perfil. Entonces lo autorizas o no a hablar contigo. Además, también existe la tentadora opción de “delatar a este plasta”, con la que puedes espantar a cualquiera que se esté pasando de la raya. Por mi parte, creo que ésta es una de las mejores cosas que tiene la web, ya que resulta agotador el hecho de que en este tipo de páginas los desconocidos te agobien a mensajes hasta hacerte desaparecer de las mismas. Así que creo que el hecho de que seamos nosotras las que tenemos la sartén por el mango facilita romper esas barreras de desconfianza sobre las intenciones de los tíos.
Evidentemente, y como todo en el mundo virtual, las dudas sobre la fiabilidad no desaparecen. Sin embargo, en el par de días que llevo intentando adoptar al tío de mis sueños, no he hecho más que pasármelo bien. El perfil medio de usuario me ha parecido bastante aceptable y, según lo que he comentado con otra gente, es bastante mejor que el que pulula por otras redes de citas. Aunque, como es de esperar, puede que la cosa empeore a medida que la web se masifique. De momento, los perfiles están decentemente completados, así que se ve claramente que nuestros chicos-objeto se esfuerzan en poner algo más que una foto de perfil en la que salgan favorecidos. La mayoría de las descripciones son ingeniosas y, al menos con los tíos que yo he hablado, se trata de gente que puede escribir sin atentar contra el diccionario ni contra las reglas básicas de la ortografía, algo que –para mí- es básico. A continuación, os voy a poner un ejemplo de cómo me entró un tío después de que acepté su hechizo:
“Harta de tíos que no te hacen reír, te aburren y no te comprenden? No busques más, —– es tu solución! Este innovador tío lleva instalado un avanzado sistema de reconocimiento de sarcasmo e indirectas femeninas y un programa que se amolda a tus necesidades! Se entrena el solito cada mañana para mantener la forma física deseada por la clienta y tiene mantenimiento automático!*
A qué esperas? Empieza ya el periodo de prueba de 30 días y si no estás satisfecha no te devolvemos el dinero, porque es gratis! Además si contactas con nosotros ahora, te llevarás un delantal sepsi para vestir a tu nuevo juguetito.
*Pilas no incluidas
*Se han descrito unidades del producto con la aplicación de entrenamiento diario desactivada, pero por contra devoran libros y cerveza.
*La empresa no se hace responsable de intoxicaciones por un mal uso del producto.”
Evidentemente, es obvio que este “producto” ya tiene su ficha hecha y hace un copy-paste que va distribuyendo entre sus potenciales clientas. Pero cada cual sabe cómo brillar para hechizarnos y tentarnos en este supermercado. También di con un conocido escritor que aceptó mi reserva por 24 horas y con el que compartí una de las charlas más interesantes y estimulantes que he tenido últimamente. En fin, el tono humorístico y la ironía son una parte fundamental de la web y los chicos lo han captado. Por supuesto que hay mucha “marca blanca” y algún que otro producto caducado, pero lo bueno es que puedes evitarlos. Si un tío con una foto de perfil en la que sale con gafas encima de su cabeza intenta captar tu atención, sólo tienes que darle al no y jamás volverá a molestarte.
Ahora bien, en cuanto a la exclusividad del producto, creo que el problema seguirá siendo el mismo que en otras plataformas virtuales o que en la vida real. ¿Quién te garantiza que estés obteniendo una edición especial? O, dicho en una jerga más economicista, una vez satisfecha con la entrega, ¿cómo proceder para retirar el producto del mercado y sacarlo de circulación? Si te has comprado un bolso que te gusta mucho, pues querrás que nadie más lo tenga. Y lo mismo nos ocurre con los tíos, seamos sinceras. Al tal escritor ese le dije que me sentía un poco como Miuccia Prada contra los manteros. Y es que todas, en el fondo, queremos exclusividad. Justamente ayer salió un artículo de Diana Aller sobre este tema. Y la verdad, aunque la admiro muchísimo, me ha dado un poco de envidia que sea ella quien desarrolle eso y no yo, básicamente porque opino lo mismo. Como bien dice Aller, “lo que buscamos no es follar, sino alguien que nos quiera”.
Finalmente, no puedo dejar de lado las implicaciones sobre lo que resultaría si esta estrategia de marketing fuera a la inversa. Porque a estas alturas está claro que veríamos hordas de feministas denunciando la situación y exhortando a sus camaradas a luchar contra la cosificación. Y os voy a decir una cosa, vosotras, feministas, tenéis parte de la culpa. La liberación femenina no ha hecho otra cosa que echar a los tíos para atrás y volverlos inseguros. Así que aguantaros de momento las ganas de sacar las garras, porque ellos también podrían decir que se los cosifica, aunque no creo que sean tantos. En adopta un tío, un hombre será utilizado en la medida en que así lo desee, así que también tienen ellos parte del control además de los beneficios potenciales de “dejarse adoptar”. Puede que la forma de presentar el concepto de la web sea de lo más controvertida, aunque hay que ser demasiado ingenuos como para no darnos cuenta de que algún estudio de mercado habrá concluido que es la correcta desde el punto de vista económico. Desde el mío, que no es ni de lejos económico, no me parece que esta web sea sexista (podría argumentarse que desde un punto de vista igualitario sí que lo es, lo que tampoco considero un problema). De todos modos, el debate de género me resulta un reducto ideológico bastante aburrido, uno en el que sólo se recitan párrafos de filosofía barata y se atiende poco a la evidencia empírica. Así que, más allá de feminismos o machismos, adopta un tío me parece otra forma más –femenina al 100%- de concebir las posibilidades que ofrece Internet como herramienta de contacto. Es más, me parece una respuesta inteligente a una situación real y estadísticamente documentada de la que no es necesario decir más.
De momento, voy a darles una oportunidad a estos hombres-objeto cargados de imaginación y con ganas de llamar mi atención, que para dar con zafios y tunantes basta con salir de casa y la vida ahí fuera está muy cara.